CAPITULO
VIII
MARCHARON entonces, llevando cada uno su cerbatana, y fueron bajando en
dirección a Xibalbá. Bajaron rápidamente los escalones y pasaron entre
varios ríos y barrancas. Pasaron entre unos pájaros y estos pájaros
llamábanse Molay.
Pasaron también por un río de podre y por un
río de sangre, donde debían ser destruidos según pensaban los de
Xibalbá; pero no los tocaron con sus pies, sino que los atravesaron sobre sus
cerbatanas.
Salieron de allí y llegaron a una encrucijada de cuatro caminos.
Ellos sabían muy bien cuáles eran los caminos de Xibalbá: el camino
negro, el camino blanco, el camino rojo y el camino verde. Así, pues, despacharon a
un animal llamado Xan. Éste debía ir a recoger las noticias que lo enviaban a
buscar. -Pícalos uno por uno; primero pica al que está sentado en primer
término y acaba picándolos a todos, pues ésa es la parte que te
corresponde, chupar la sangre de los hombres en los caminos, le dijeron al mosquito.
-Muy bien, contestó el mosquito. Y en seguida se internó por el camino
negro y se fue directamente hacia los muñecos de palo que estaban sentados primero y
cubiertos de adornos. Picó al primero, pero éste no habló; luego
picó al otro, picó al segundo que estaba sentado, pero éste tampoco
habló.
Picó después al tercero; el tercero de los que estaban
sentados era Hun-Camé. -¡Ay!, dijo cuando lo picaron.
-¿Qué es eso, Hun-Camé? ¿Qué es lo que os ha picado?
¿No sabéis quién os ha picado?, dijo el cuarto de los Señores
que estaban sentados.
-¿Qué hay, Vucub-Camé? ¿Qué
os ha picado?, dijo el quinto sentado.
-¡Ay! ¡Ay!, dijo entonces
Xiquiripat. Y Vucub-Camé le preguntó: -¿Qué os ha picado? Y dijo
cuando lo picaron, el sexto que estaba sentado: -¡Ay!
-¿Qué es
eso, Cuchumaquic?, le dijo Xiquiripat. ¿Qué es lo que os ha picado? Y dijo el
séptimo sentado cuando lo picaron: -¡Ay!
-¿Qué hay,
Ahalpuh?, le dijo Cuchumaquic. ¿Qué os ha picado? Y dijo, cuando lo picaron,
el octavo de los sentados: -¡Ay!
-¿Qué es eso, Chamiabac?, le
dijo Ahalcaná. ¿Qué ha picado? Y dijo, cuando lo picaron, el noveno de
los sentados: -¡Ay!
-¿Qué es eso, Chamiabac?, le dijo
Ahalcaná. ¿Qué os ha picado? Y dijo, cuando lo picaron, el
décimo de los sentados: -¡Ay!
-¿Qué pasa, Chamiaholom?,
dijo Chamiabac. ¿Qué os ha picado? Y dijo el undécimo sentado cuando lo
picaron: -¡Ay!
-¿Qué sucede?, le dijo Chamiaholom.
¿Qué os ha picado? Y dijo el duodécimo de los sentados cuando lo
picaron: -¡Ay!
-¿Qué es eso, Patán?, le dijeron.
¿Qué os ha picado? Y dijo el décimotercero de los sentados cuando lo
picaron: -¡Ay!
-¿Qué pasa, Quicxic?, le dijo Patán.
¿Qué os ha picado? Y dijo el décimocuarto de los sentados cuando a su
vez lo picaron: -¡Ay!
-¿Qué os ha picado, Quicrixcac?, le dijo
Quicré.
Así fue la declaración de sus nombres, que fueron
diciéndose todos los unos a los otros; así se dieron a conocer al declarar sus
nombres, llamándose uno a uno cada jefe. Y de esta manera dijo su nombre cada uno de
los que estaban sentados en su rincón.
Ni un solo de los nombres se
perdió. Todos acabaron de decir su nombre cuando los picó un pelo de la pierna
de Hunahpú que éste se arrancó. En realidad, no era un mosquito el que
los picó y fue a oír los nombres de todos de parte de Hunahpú e
lxbalanqué.
Continuaron su camino [los muchachos] y llegaron a donde estaban
los de Xibalbá.
-Saludad al Señor, al que está sentado, les dijo
uno para engañarlos.
-Ése no es Señor, no es más que un
muñeco de palo, dijeron, y siguieron adelante. En seguida comenzaron a saludar:
-¡Salud, Hun-Camé! ¡Salud, Vucub-Camé! ¡Salud, Xiquiripat
¡Salud, Cuchumaquic! ¡Salud, Ahalpuh! ¡Salud, Ahalcaná!
¡Salud, Chamiabac! ¡Salud, Chamiaholom! ¡Salud, Quicxic! ¡Salud,
Patán! ¡Salud, Quicré! ¡Salud, Quicrixcac!, dijeron llegando ante
ellos. Y enseñando todos la cara les dijeron sus nombres a todos, sin que se les
escapara el nombre de uno solo.
Pero lo que éstos deseaban era que no
descubrieran sus nombres.
-Sentaos aquí, les dijeron, esperando que se
sentaran en el asiento [que les indicaban].
-Éste no es asiento para nosotros,
es sólo una piedra ardiente, dijeron Hunahpú e Ixbalanqué, y no
pudieron vencerlos.
-Está bien, id a aquella casa, les dijeron. Y a
continuación entraron en la Casa
Oscura. Y allí tampoco fueron vencidos.