CAPITULO XIV
EN SEGUIDA dijeron sus nombres y se ensalzaron a sí mismos
ante todos los de Xibalbá.
-Oíd nuestros nombres. Os diremos
también los nombres de nuestros padres. Nosotros somos Ixhunahpú e
Ixbalanqué, éstos son nuestros nombre. 41 Y nuestros padres son
aquéllos que matasteis y que se llamaban Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú.
Nosotros, los que aquí veis, somos, pues, los vengadores de los dolores y
sufrimientos de nuestros padres. Por eso nosotros sufrimos todos los males que les
hicisteis. En consecuencia, os acabaremos a todos vosotros, os daremos muerte y ninguno
escapará, les dijeron.
Al instante cayeron de rodillas, todos los de
Xibalbá.
-¡Tened misericordia de nosotros, Hunahpú e
Ixbalanqué! Es cierto que pecamos contra vuestros padres que decís y que
están enterrados en Pucbal-Chah, dijeron.
-Está bien. Ésta es
nuestra sentencia, la que os vamos a comunicar. Oídla todos vosotros los de
Xibalbá:
-Puesto que ya no existe vuestro gran poder ni vuestra estirpe, y
tampoco merecéis misericordia, será rebajada la condición de vuestra
sangre. No será para vosotros el juego de pelota. 42 Solamente os ocuparéis de
hacer cacharros, apastes 43 y piedras de moler maíz. Sólo los hijos de las
malezas y del desierto hablarán con vosotros. Los hijos esclarecidos, los vasallos
civilizados no os pertenecerán y se alejarán de vuestra presencia. Los
pecadores, los malos, los tristes, los desventurados, los que se entregan al vicio,
ésos son los que os acogerán. Ya no os apoderaréis repentinamente de
los hombres, y tened presente la humildad de vuestra sangre. Así les dijeron a todos
los de Xibalbá.
De esta manera comenzó su destrucción y
comenzaron sus lamentos. No era mucho su poder antiguamente. Sólo les gustaba hacer
el mal a los hombres en aquel tiempo. En verdad no tenían antaño la
condición de dioses. Además, sus caras horribles causaban espanto. Eran los
Enemigos, los Buhos. 44 Incitaban al mal, al pecado y a la discordia.
Eran
también falsos de corazón, negros y blancos a la vez, 45 envidiosos y tiranos,
según contaban. Además, se pintaban y untaban la cara.
Así, fue,
pues, la pérdida de su grandeza y la decadencia de su imperio.
Y esto fue lo
que hicieron Hunahpú e Ixbalanqué.
Mientras tanto la abuela lloraba y
se lamentaba frente a las cañas que ellos habían dejado sembradas. Las
cañas retoñaron, luego se secaron cuando los quemaron en la hoguera;
después retoñaron otra vez. Entonces la abuela encendió el fuego y
quemó copal ante las cañas en memoria de sus nietos. Y el corazón de su
abuela se llenó de alegría cuando por segunda vez retoñaron las
cañas. Entonces fueron adoradas por la abuela y ésta las llamó el
Centro de la Casa, Nicah [el centro] se
llamaron.
Cañas vivas en la tierra llana [Cazam Ah Chatam Uleul fue su nombre.
Y fueron llamadas el centro de la Casa
y el Centro, porque en medio de su casa sembraron ellos las cañas. Y se llamó
Tierra Allanada, Cañas Vivas en la Tierra
Llana, a las cañas que sembraron. Y también las llamó
Cañas Vivas porque retoñaron. Este nombre les fue dado por lxmucané a
las que dejaron sembradas Hunahpú e lxbalanqué para que fueran recordados por
su abuela.
Ahora bien, sus padres, los que murieron antiguamente, fueron
Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Ellos vieron también las caras de sus
padres allá en Xibalbá y sus padres hablaron con sus descendientes, los que
vencieron a los de Xibalbá.
Y he aquí cómo fueron honrados sus
padres por ellos. Honraron a Vucub-Hunahpú; fueron a honrarlo al Sacrificadero del
juego de pelota. Y asimismo quisieron hacerle la cara. Buscaron allí todo su ser, la
boca, la nariz, los ojos. Encontraron su cuerpo, pero muy poco pudieron hacer. No
pronunció su nombre el Hunahpú. Ni pudo decirlo su boca.
Y he
aquí cómo ensalzaron la memoria de sus padres, a quienes habían dejado
y dejaron allá en el Sacrificadero del juego de pelota: "Vosotros seréis
invocados", les dijeron sus hijos, cuando se fortaleció su corazón.
"Seréis los primeros en levantaros y seréis adorados los primeros por los
hijos esclarecidos, por los vasallos civilizados. Vuestros nombres no se perderán.
¡Así será!", dijeron a sus padres y se consoló su
corazón. "Nosotros somos los vengadores de vuestra muerte, de las penas y
dolores que os causaron."
Así fue su despedida, cuando ya habían
vencido a todos los de Xibalbá.
Luego subieron en medio de la luz y al
instante se elevaron al cielo. Al uno le tocó el sol y al otro la luna. Entonces se
iluminó la bóveda del cielo y la faz de la tierra. Y ellos moran en el
cielo.
Entonces subieron también los cuatrocientos muchachos a quienes
mató Zipacná, y así se volvieron compañeros de aquéllos y
se convirtieron en estrellas del cielo.
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Notas de Adrián
Recinos:
41 Xhunahpu, Xbalanque en el original. La
X inicial denota el diminutivo en quiché. En este lugar sirve para
establecer la relación de padre a hijo entre Hun-Hunahpú e
Ixhunahpú.
42 Recuérdese que el juego de la pelota estaba reservado a
la gente principal.
43 Vasijas grandes de barro de ancha boca, así llamadas en
Guatemala.
44 Ah-Tza, los de la guerra. Ah-Tucur, los buhos. Como indica Brasseur,
puede haber relación entre estos nombres y los itzaes, tribu maya que habita al norte
de Guatemala en la región llamada Petén-Itzá, y los pobladores de
Tucurú, pueblo de la Verapaz.
Es probable que los quichés y cakchiqueles emigraran desde el norte,
huyendo de la tiranía de aquellos pueblos y con el propósito de vivir en
libertad en tierras nuevas.
45 Con aspecto de negros y de blancos, doble apariencia,
símbolo de su falsía: de dos caras.