Capítulo IV
AHORA bien, estaban con su madre Hunbatz y
Hunchouén 17 cuando llegó la mujer llamada Ixquic.
Cuando llegó,
pues, la mujer Ixquic ante la madre de Hunbatz y Hunchouén, llevaba a sus hijos en el
vientre y faltaba poco para que nacieran Hunahpú e lxbalanqué, que así
fueron llamados.
Al llegar la mujer ante la anciana, le dijo la mujer a la abuela:
-He llegado, señora madre; yo soy vuestra nuera y vuestra hija, señora madre.
Así dijo cuando entró a la casa de la abuela.
-¿De dónde
vienes tú? ¿En dónde están mis hijos? ¿Por ventura no
murieron en Xibalbá? ¿No ves a éstos a quienes les quedaron su
descendencia y linaje y que se llaman Hunbatz y Hunchouén? ¡Sal de aquí!
¡Vete!, gritó la vieja a la muchacha.
-Y sin embargo, es la verdad que
soy vuestra nuera; há tiempo que lo soy. Pertenezco a Hun-Hunahpú. Ellos viven
en lo que llevo, no han muerto Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú: volverán a
mostrarse claramente, mi señora suegra. Y así, pronto veréis su imagen
en lo que traigo, le fue dicho a la vieja.
Entonces se enfurecieron Hunbatz y
Hunchouén. Sólo se entretenían en tocar la flauta y cantar, en pintar y
esculpir, en lo que pasaban todo el día, y eran el consuelo de la vieja.
Habló luego la vieja y dijo:
-No quiero que tú seas mi nuera, porque
lo que llevas en el vientre es fruto de tu deshonestidad. Además, eres una embustera:
mis hijos de quienes hablas ya son muertos.
Luego agregó la abuela: -Esto que
te digo es la pura verdad; pero en fin, está bien, tú eres mi nuera,
según he oído. Anda, pues, a traer la comida para los que hay que alimentar.
Anda a cosechar una red grande [de maíz] y vuelve en seguida, puesto que eres mi
nuera, según lo que oigo, le dijo a la muchacha.
-Muy bien, replicó la
joven, y se fue en seguida para la milpa que poseían Hunbatz y
Hunchouén.
El camino había sido abierto por ellos y la joven lo
tomó y así llegó a la milpa; pero no encontró más que una
mata de maíz; no había dos, ni tres, y viendo que sólo había una
mata con su espiga, se llenó de angustia el corazón de la muchacha.
-¡Ay, pecadora, desgraciada de mí! ¿A dónde he de ir a
conseguir una red de maíz, como se me ha ordenado?, exclamó. Y en seguida se
puso a invocar al Chahal 18 de la comida
para que llegara y se la llevase.
-¡Ixtoh, Ixcanil, Ixcacau,19 vosotras las que cocéis el maíz; y
tú Chahal, guardián de la comida de Hunbatz y Hunchouén!, dijo la
muchacha. Y a continuación cogió las barbas, los pelos rojos de la mazorca y
los arrancó, sin cortar la mazorca. Luego los arregló en la red como mazorcas
de maíz y la gran red se llenó completamente.
Volvióse en
seguida la joven;- los animales del campo iban cargando la red, y cuando llegaron, fueron a
dejar la carga a un rincón de la casa, como si ella la hubiera llevado. Llegó
entonces la vieja y luego que vio el maíz que había en la gran red,
exclamó:
-¿De dónde has traído todo este maíz?
¿Por ventura acabaste con nuestra milpa y te la has traído toda para
acá? Iré a ver al instante, dijo la vieja, y se puso en camino para ir a ver
la milpa. Pero la única mata de maíz estaba allí todavía y
asimismo se veía el lugar donde había estado la red al pie de la mata.20 La
vieja regresó entonces a toda prisa a su casa y dijo a la muchacha:
-Ésta es prueba suficiente de que realmente eres mi nuera. Veré ahora tus
obras, aquéllos que llevas [en el vientre] y que también son sabios, le dijo a
la muchacha.
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Notas de Adrián Recinos:
17 Era la abuela de
estos muchachos, que les servía de madre.
18 Guardián de las
sementeras.
19 Brasseur interpreta estos nombres como sigue: Ixtoh, la diosa de la
lluvia; Ixcanil, la diosa de las mieses (de ganel, espiga de maíz amarillo); e
Ixcacau, la diosa del cacao.
20 U qolibal cat chuxe. Ni Brasseur ni Ximénez
traducen chuxe, al pie.